LEY ANTITABACO
José García Crespo
El Congreso de los Diputados ha aprobado recientemente una ley que prohíbe fumar en cualquier espacio público cerrado, incluidos lugares de ocio y hostelería y en parques infantiles, así como, en las proximidades de centros de salud y colegios. El incumplimiento de la misma será sancionado con fuertes multas.
El objetivo de esta ley es proteger el derecho de las personas que no fuman a no convertirse en fumadores pasivos, por ejemplo, los trabajadores de un bar.
Está comprobado científicamente que inhalar el humo del tabaco es altamente perjudicial para la salud, es la causa de muchas enfermedades de pulmón y corazón; De hecho, en las cajetillas de cigarrillos lo advierten de forma muy visible.
Podríamos preguntarnos, porque existen fumadores, sabiendo a ciencia cierta que les perjudica enormemente.
La respuesta es, por cierto, simple: el tabaco contiene sustancias que producen adición física y química, como la nicotina, un alcaloide, que en pequeñas dosis es un estimulante nervioso, especialmente del sistema nervioso vegetativo, favoreciendo la liberación de adrenalina y de otras sustancias del organismo.
Los fumadores de tabaco absorben pequeñas cantidades de nicotina a partir del humo inhalado, y experimentan ciertos efectos fisiológicos.
Su consumo reiterado provoca la dependencia física u orgánica, así como el deseo irrefrenable de seguir consumiéndola en mayores dosis a fin de evitar el síndrome de abstinencia como ocurre con todas las drogas.
Las personas que fuman, en realidad, tienen dos problemas, el humo de sus cigarrillos les perjudica a la salud y además les “engancha”.
Por esto, los fumadores, que desean dejar de fumar, les cuesta tanto, que por si mismos no lo consiguen, algunos de ellos solicitan ayuda al Sistema de Salud Pública para rehabilitarse.
Entendiendo esta situación de dependencia difícil de superar a los fumadores, y otras causas de carácter social y económico como el trabajo que afectaría a los productores, distribuidores y otros trabajadores del tabaco, éste no puede prohibirse de hoy para mañana. O sí, pero ningún gobierno estaría dispuesto a prescindir de los impuestos que recauda por el mismo.
De momento, lo que se ha hecho es estigmatizar y segregar a los fumadores del resto de los ciudadanos; se les ha “echado a la calle” literalmente, a ejercer su derecho a fumar. Consiguiendo de esta forma que los fumadores no molesten a los no fumadores con el humo de sus cigarros; que los niños no permanezcan al lado de personas fumando y que los trabajadores de hostelería y otros lugares similares no sean fumadores pasivos.
Esperemos que todos estos logros se plasmen en una disminución progresiva del consumo de tabaco, lo que a su vez, supondría un gran beneficio para la salud de los españoles a medio y largo plazo y por tanto una superación de nuestra sociedad.