Cuenta la leyenda que, en cierta ocasión, una mujer mayor, que vivía sola en un barrio un tanto alejado del pueblo, tenía un portal al lado de su casa lleno de fajos de leña. Una mañana, cuando salió a por un fajo a su portal y notó que le faltaba leña. Esa noche esperó mirando por la ventana para saber quién le robaba, pero su vista sólo alcanzó a ver una sombra que corría y se escondía entre la maleza. Noche tras noche esperó al misterioso ladrón y no logró saber quién era, hasta que, una noche, después de ver la sombra que corría, vio a un hombre caminando cerca de su casa, salió y le preguntó:
-¿Acaso es usted el que viene todas las noches a robar mi leña?
A lo que el señor contestó:
-No señora.
Y ella volvió a preguntar:
-Y entonces, ¿quién?
Y él contestó asombrado señalando al cielo
-¡La luna!
Y desde ese día la luna tiene una mancha con la forma de un hombre robando leña.
Leyenda recogida por Sandra Felipe González (4.º B) en Santa Eulalia del Río Negro
Fuente: Máximo Felipe Ferrero